Y allá va por donde pasa rompiendo el suelo con esos tacones. Ella ha decidido ser quién manda. Camina con paso firme, cabeza bien alta. Sin pausas. Nada la preocupa ya. Esta decidida a dejarse llevar por la música. A perderse entre un montón de gente. Ese chico que la volvía loca ya no está presente en su cabecita. O eso dice. Pero ese día, al menos ese día iba a cumplir lo que prometió. Olvidarlo. LLegan a la fiesta. Música a todo volumen. Unas 50 o 100 personas que han decidido olvidarse de todo. ¿Qué más dará lo que piense el mundo? Ahora solo importa lo que piense ella misma. Ahinara va junto a Lena. Esa noche van a desfasar. Lena va hacia la barra y pide vozka rojo. Ahinara nunca bebe, nunca le ha gustado. Es todo lo contrario a su hermana. A veces, duda de su parentesco. Pero, la morena la consigue convencer. Malibú con piña. Y es entonces cuando se pierden entre la multitud. Y empiezan a bailar, más bien a perrear, sienten el ritmo hasta el último rincón de su ser. De repente Ahinara fija la vista. Hay un chico pelirrojo, con ojos verdes y sonrisa maravillosa. Thomas. Aunque no lo parezca, ella deseaba volver a verlo. Y entonces piensa que le da igual, que ya pasa de todo. Pero en el fondo sabe que el dolor aun está presente. Después de unos cuantos cubatas y miles de canciones. Ahinara decide sentarse. Le duelen los piés. Pero al fin y al cabo eso es lo que ella quería. Sonríe satisfecha. Se encuentra mareada. Esa noche se pasó con la bebida. Entonces se da cuenta, no está Lena. Se levanta y va a buscarla. A penas puede andar, se tiene que apoyar en un sofá. Busca por toda la casa, a penas puede andar. Sale fuera. Aunque quién le espera allí no es quién esperaba. Él pelirrojo, Thomas.
-Ahinara, escuchame.
-No, thomas, no quiero escucharte. Estoy harta de escuchar, ¡harta!- Su voz sonaba algo ronca, se notaba el efecto del alcohol.
-¿Has bebido? ¡Pero si tú no bebes!
-¿Y a ti qué más te da lo que haga o deje de hacer? ¿Por qué no vuelves con tu querida rubita?
- No metas en esto a Ashley.
-¿Así se llama ella? Gracias por decírmelo tenía tantas ganas de saberlo, pero ¿sabes qué te digo? ¡Déjame en paz!
- ¡Muy bien! ¡Lo que tú quieras! Pero luego no vuelvas suplicándome, no voy a estar ahí siempre.
-¡Creeme que no lo haré!
Thomas se fue . Me sentía mareada, muy mareada. Ya me había emborrachado antes, pero me parece que no tanto.
Entonces todo se nubló, mis piernas temblaban y terminaron por ceder. Me desmayé.
Cuando me desperté había un chico a mi lado. Estaba aun en el jardín, me parece que no había pasado mucho tiempo.
- Hey, rubia. ¿Demasiados cubatas?
Era, era como un ángel, guapísimo, su pelo rubio casi dorado, sus ojos celestes, color agua, y los dientes blancos que reflejaban una sonrisa, buaf, como olvidar esa sonrisa. Pero entonces reaccioné. Michael. El chulo de la clase.
-¿Qué quieres?
-¿Ayudarte? ¿Quizás?
-No necesito ayuda.
- Si yo me hubiera desmayado, creo y solo creo que hubieras hecho lo mismo ¿no?.
-Soñar es gratis.
-¡Vaya! ¡Qué chulita se me pone!-Intenté pegarle, pero no tenía fuerzas.
-Es cuando me di cuenta de que seguía ahí, en el suelo, entre sus brazos. La verdad es que me sentía realmente bien. No, no y no. El chico que ahora me está sosteniendo es Michael, un cerdo que solo va a lo que va, no le importa los sentimientos de los demás, no me puedo permitir enamorarme, de nadie, ni siquiera de esa, cosa, bueno esa maravillosa cosa.
-Ahinara, escuchame.
-No, thomas, no quiero escucharte. Estoy harta de escuchar, ¡harta!- Su voz sonaba algo ronca, se notaba el efecto del alcohol.
-¿Has bebido? ¡Pero si tú no bebes!
-¿Y a ti qué más te da lo que haga o deje de hacer? ¿Por qué no vuelves con tu querida rubita?
- No metas en esto a Ashley.
-¿Así se llama ella? Gracias por decírmelo tenía tantas ganas de saberlo, pero ¿sabes qué te digo? ¡Déjame en paz!
- ¡Muy bien! ¡Lo que tú quieras! Pero luego no vuelvas suplicándome, no voy a estar ahí siempre.
-¡Creeme que no lo haré!
Thomas se fue . Me sentía mareada, muy mareada. Ya me había emborrachado antes, pero me parece que no tanto.
Entonces todo se nubló, mis piernas temblaban y terminaron por ceder. Me desmayé.
Cuando me desperté había un chico a mi lado. Estaba aun en el jardín, me parece que no había pasado mucho tiempo.
- Hey, rubia. ¿Demasiados cubatas?
Era, era como un ángel, guapísimo, su pelo rubio casi dorado, sus ojos celestes, color agua, y los dientes blancos que reflejaban una sonrisa, buaf, como olvidar esa sonrisa. Pero entonces reaccioné. Michael. El chulo de la clase.
-¿Qué quieres?
-¿Ayudarte? ¿Quizás?
-No necesito ayuda.
- Si yo me hubiera desmayado, creo y solo creo que hubieras hecho lo mismo ¿no?.
-Soñar es gratis.
-¡Vaya! ¡Qué chulita se me pone!-Intenté pegarle, pero no tenía fuerzas.
-Es cuando me di cuenta de que seguía ahí, en el suelo, entre sus brazos. La verdad es que me sentía realmente bien. No, no y no. El chico que ahora me está sosteniendo es Michael, un cerdo que solo va a lo que va, no le importa los sentimientos de los demás, no me puedo permitir enamorarme, de nadie, ni siquiera de esa, cosa, bueno esa maravillosa cosa.
ooo que bonito me encanta,porque nos gustan los chulitos y los hombres no adecuados??? es que parecen tan perfectos y adorables jajja
ResponderEliminarhabrá segunda parte?? :)
Esta es la primera parte cielo, me alegro de que te haya gustado la mini historieta :)
ResponderEliminarY muchas gracias por el comentario, y por seguirme:D Te sigo cielo^^
http://comorecordartesinmiraratras.blogspot.com/2011/12/ainara-carino.html