Nada tan grande como una sonrisa tuya a las 3 de la madrugada. Las luces nos cegaban pero nos transportaban a un lugar diferente. Un lugar donde todo era posible si permaneciamos enlazados, un lugar tan misterioso pero a la vez tan atrayente. No quise pensar que las luces podían apagarse y que podíamos ser tragados por la oscuridad.
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